No soy, ni fuí
de esos tipos entrañables
que se sientan a tomar un cafe
con un amigo libro
a leer historias y cosas importantes
Tampoco
Un loco lindo
de esos que saben abrazar
el suave cuerpo de madera
y hacen cantar como ninguna,
suavenmente, a una guitarra.
Mucho menos gladiador
de la experiancia y de la vida
de elagantes y profundas cicatrices
perseguido por un atronador murmullo
de suspiros de mujeres esparcidas.
Soy solo esto que se puede ver:
el eterno y devoto enfermero
de mi niño interior, ya putrefacto.
Pero aqui estoy, y bien seguro
de andar haciendo, sin desvelos, mi camino.
