Saturday, September 22, 2018

Canto del omega (síndrome de Jorge Luis)

Ésta noche
Al volver mi trabajo
Mi maldito y querido trabajo.
Sin quererlo, sin desearlo
He perdido la inmortalidad.

Me sorprendí, corriendo,
Ascendiendo la última cabreada
Del boulevard San Juan.
Un risotada de felicidad
Me broto del pecho
Tan  corta como mi aliento
Pero tan necesaria
Cómo esa lágrima
Que el mismo viento
Desparramó, pincelada vital
Sobre el lienzo áspero
De mi agotado rostro.


Yo, que creía defender
Mi supervivencia a ultranza,
Por ser un deber del destino
Comprendí, de pronto
Ese Pacífico estado,
De borde seco y necesario
De saber, de  tener presente
Ese discreto doblez
Que tienen todas las cosas.
La vida misma.

No estoy hablando de otro tema
Que del avistamiento del final.
De ese número finito
Que me condena
A mentirme y a ilusionarme
Con la gloria, o temer
Un triste destino de desecho
Para mis propios días

Mortal, viviré, entonces
Las desdichas, los placeres
Los honores, las condenas
Los dolores, los amores
Mucho o poco,
Merecidos o aleatorios
Todo lo que tengan que durar.