Germinal
Mal que le pese
a
esta persistente bruma
de
dolores suspendidos
que se
agita con cierta soberbia
(y
tristemente a la vez
con
cierto deleite),
detrás de
la escena
de mis días
de hombre,
me reencuentro
a veces
con el recuerdo inesperado
de una
mañana clara,
de brisa
amable y luminosa.
Fugaz,
entre un verde indescriptible,
duerme la
ruta, solitaria
cobijando,
brevemente,
un
recuerdo inefable de mi infancia,
mientras
yo camino
el corto
trecho que aun llevo
de mis días.
Mi padre
va batallando con el viento
tras la
captura de un sombrero
arrebatado
por sorpresa
de la
cabeza de mi hermano...
Jamás he
comentado, a nadie, este suceso
Pero
nunca, he dudado que ocurriera.
Tal vez la
razón de que en mi persista
Es que se ha hecho mía
esa
pelea, con el viento
que es al
fin
la
naturaleza intima de las cosas
con las que tenido que lidiar en
este mundo.
Tal vez
en ese sombrero que vuela
Va sin dudas mi destino
Este que
me desvela siempre
por asirme de una pizca de
felicidad
mas
ingenuo que desesperado.
Y no lo
dudo
esa ha
sido, siempre
por
fortuna y por desgracia
mi manera
de ponerme frente a la vida
luchar y
retorcerme
contra
todos, con la naturaleza,
con
aquello que me hace imaginarme grande
con
aquello que me tira al lodo...
En el último
rincón
de mi
derrotero y de mis sueños
que son
sencillamente la misma cosa
se filtra
siempre este recuerdo
protector
de mis genes.
Portador en
si de una luz creadora.
Más allá
de todos los dolores
y de
todos los lamentos
vivirá por siempre en mi
esa feliz escena germinal
Que me cobija
generosa
Que me hace
amar la vida.